sábado, septiembre 30, 2006


Esta es la continuación del soliloquio mental que nos transmitió Nirvana para que le digamos a Rulo, ella es muy sabia por cierto, y con un tinte de época pasada... recuerden su edad, tendría como 70 años si hacemos esa mierda mentirosa de multiplicar por 7 y toda esa huevada...

Belu y Flor: -Quedáte quietito pibe, te tengo calado. Si te movés te hinco el diente... No te hagas el dolobu, yo estoy observándote todo el tiempo, I'm watching you, y sé lo que hiciste el verano pasado... no te hagas el otro, pibito...
Mi dueña intentó taparme para que no te vea, y mirá, salgo para espiarte...

(Escuchando Agua Podrida - El Soldado y Los Redondos)

miércoles, septiembre 27, 2006

Caricias.


Linda terapia la mía.
Para que mi perra se quede dormida le hago caricias...
Situación:
Flor, Rulo, Nirvana y yo en mi casa, Flor y yo tiradas en la cama, Nirvana en el medio acostada como una diva vigilando a Rulo y gruñiendo ocasionalmente, yo, remil colgada, acariciándola.
Cuando me despiertan de mi trance, escupo lo siguiente:
Belú: -Le estoy acariciando las tetitas a Nirvana, para que se quede dormida...
Mi perra tiene 10 años y es vírgen, esas caricias deben ser lo mejor que le pasó en su vida pobrecita.

lunes, septiembre 25, 2006

Eh Nirvanaaaaaaaa, te re ortivaste.


Mi perra Nirvana es una ortiva. Está muy loca y todo, pero sin embargo es bastante malhumorada.
Un día, odió a Rulo. Estuvo toooooooooooooooda la noche observándolo y en un par de ocasiones intentó morderlo (es válido aclarar que a la pobre le quedan un par de dientes nada más)
Iba pasando la noche y Flor y yo cada vez estábamos más cerca del mundo onírico que de Rulo, que pobre no sabía qué hacer. Entonces, para no dormirnos, y para aprovechar el estado herboreo que nos produce la maconha, decidimos ponerle voz a los pensamientos de Nirvana, que, por supuesto, lo relojeaba a Rulo. Además aprovechamos el caso de que Nirvana sea BI DENTE, jajajajajaja, y vidente también, porque el primer pensamiento que nos transmitió en forma telepática fue este:

Rulo: -Nirvana me miró y me dijo: Si te movés, sos boleta.

Continuará...

viernes, septiembre 22, 2006

El famoso diente de leche.


Estábamos Flor, Rulo y yo cada uno en cualquier cosa pensando quién sabe qué, luego del ritual en la terraza, cuando Flor, irrumpiendo el silencio, proclama:
Flor : -Tengo miedo de tragarme el diente de leche y no darme cuenta...
Belu y Rulo: -(Plop!)

(Escuchando Cotton Fields - Creedence)

Ayyyyyyyy, me parece que me olvidé de decir que Flor no es una niña y mucho menos inocente, jajajajajaj, va para los 20 años y sí: TIENE UN DIENTE DE LECHE, ese es el que cuida con tanta devoción.

miércoles, septiembre 20, 2006

Panadera.


Me encontraba con Rulo luego de haber disfrutado de nuestra hierba predilecta cuando se me dio por ir a lavarme los dientes.
Me quedé parada frente al espejo divagando y cuando subí, le comenté lo siguiente a Rulo:

Belú: -Yo abajo en el baño llegué a la conclusión de que si fuese panadera, tendría franco los lunes...
Rulo: - (Plop!)

Es el día de hoy que no sé cuál fue el pensamiento que desencadenó semejante conclusión.
No, yo no vivo colgada de una liana señoras y señores.

lunes, septiembre 18, 2006

Descubrimiento. (Me hubieran avisado antes)


Una no puede ser escritora y coherente todo el tiempo

Belú: -¿Pero no tiraste desodorante por ahí?
Rulo: -Sí, tiré... ¿pero vos pensás que el desodorante lo tapa?
Belú: -Sí, lo tapa.
Rulo: -Yo creía lo mismo...
Belú: -¿El desodorante no lo tapa?
Rulo: -No, no lo tapa...
Belú: -¡Uh! ¡Me cagaste la vida boludo!

Me aburrió la sofisticación literaria de mi blog. Alternaré algunos sucesos de mi vida, aunque no sean la gran cosa. Siempre hay que estar en el momento para saborearlo bien, pero bueno... a lo mejor alguno puede llegar a entender algo.
Salud!

(Escuchando Daydream - The Smashing Pumpkins)

martes, septiembre 12, 2006


He visto tantas cosas en este mundo.
Demasiadas cosas.
Tan diferentes unas de otras...
Vi cosas imposibles de hacer,
Miradas llenas de pasión,
El tiempo disuelto en melancolía.
Sé varias cosas.
Como que el sol no siempre seca,
Como que la luna también se hace llamar pena.
Las espinas no desgarran la piel, el amor sí.
Aprendí que la poesía no solamente está compuesta de palabras.
Amo el río y amo el mar,
Pero más amo el mar porque acoge al río.
Conozco mi destino como a la palma de mi mano,
Sé que tengo alas,
Sé que sueño y soy eterna.

Pero no sé por qué mis sueños no son tibios.
No sé por qué te idealizo,
Por qué me entrego a tu presencia.
No sé por qué sufro, ¡si no pierdo!

Pretendo el mundo, el mundo entero,
Pero no sé si lo merezco.
Es más, no sé si amo este mundo,
No sé si lo divido.
Me gusta más escribir que hablar,
Me gusta el dolor que produce la ternura.

No me gusta la disciplina,
No me gusta el romanticismo barato y cursi.
Me irrita el silencio acompañado de aburrimiento,
Me gusta romperlo con palabras y ruidos.
Romperlo con el ruido que produce un pestañeo.
Me encanta que la gente no me conozca,
Me gusta que no puedan ni juzgar ni encasillar mis palabras.
Escapo, sí, ¿quién no lo hace?
¿Quién no escapa después de confiar?
¿Quién no recuerda el silencio no pronunciado?
Estoy cansada... ¡y es tan triste! ¡porque soy tan joven!
Me siento amarrada, cercada,
No puedo hacer otra cosa que refugiarme
(cada vez más tiempo)
en mi soledad.

De nada sirve contar mis heridas,
Se mueven en mi cuerpo como luces centelleantes,
Como si yo no supiese que están,
Como si yo no supiese que necesitan ser desinfectadas...
Son tan hermosas, del color del vino,
También son tan crueles...
Ellas son las que impiden continuar
Los amores que se dicen eternos.

Estoy desesperada. Sin culpas,
Pero desesperada.
¿Qué es lo que me hace la lluvia?
¿Por qué pertenezco a la noche?
No me canso, siempre florezco,
Marchitándome cada vez más.
Soy una paradoja,
¡Grito igual cuando no gozo!
Por frustración.
Un grito, tan agrio,
Tan desgarrador,
Es impensable confundirlo con placer.

Para vos,
que querés conocerme,
¿esto no te basta?
Te digo más,
Pero cuando estemos en las nubes,
Cuando veas mi verdadera poesía,
Cuando saltemos por los aires.
Porque mientras tanto,
No hablo, no digo,
Solamente quiero estar...
Ahí,
Tocándote.
Y si salvás mi vida,
¿qué puedo decirte si salvás mi vida?
Compartí mi libertad,
Aceptá que esto es incurable.
Hacéme el amor cuando me veas triste,
Antes de que me quiebre.
Acariciáme hasta que me duela.
No me hables de placer infinito,
Prefiero muchos, y diferentes.
Escribí sobre mi piel,
Que la tinta sea saliva,
Y la pluma,
Simplemente sea tu boca.

No sé quién soy,
No sé qué tengo,
Pero puedo decirte lo que haría,
Si te alcanza.
Si te alcanza,
Te besaría, te besaría en la oscuridad,
En una oscuridad total.
Te daría mi cuerpo, mi alma,
En el final de una película,
En el final de una canción.
Hasta que todo arda,
Hasta que ambos ardamos.
No es tan fácil como prender la luz,
Pero cómo no saborear el intento.
Belu.
(Cursi, muy cursi... yo no soy de escribir en versos, jamás. Bueno, otra vez una foto de un dibujante excelente con mi cara, modificada por Ro (L) )

lunes, septiembre 04, 2006

Adán y Yo.


(Foto by mi amor Ro, nótense nuestras caras ;) )

Quién sabe si esto no es una leyenda. Es mi vida, pero como veo todo de afuera... pienso que alguna vez me contaron este cuentito, y bueno, lo recordé.
Todo empezó con ese árbol, ese árbol maravillosamente inmenso que veía desde mi ventana, corriendo la cortina. Ahí lo vi por primera vez. Parado en la puerta de mi casa mirando fijamente el árbol. Y yo al principio me preguntaba, ¿qué le verá a ese árbol viejo e insulso?
Pasaron los días y Adán seguía viniendo a visitar al árbol. Y a mí nadie me visitaba. Nunca. Un día salí a sacar la basura y me di cuenta de que estaba loco. Hablaba con el árbol, y me llamó la atención, porque a mí nadie me hablaba. Yo estaba echando más raíces que ese árbol encerrada en mi casa. Y el majestuoso vejestorio hasta recibía visitas. Me indigné, y al dejar la basura en el cesto lo encaré. -¿Qué hacés con mi árbol?- le dije de mal modo. En realidad no me interesaba ni un poco ese árbol, era para darle énfasis a mi oración. Cuando Adán giró para mirarme, juro que me sentí en una fábula. Nunca había visto ojos tan negros. Hasta tenían un tono rojizo. Su mirada desprendía transparencia, tuve que escapar de esos ojos, sentí que estaba desnuda delante suyo, hasta tuve que mirarme para acreditar que llevaba la ropa puesta.
Adán hizo un ademán para que tome su mano. Es el día de hoy que no sé por qué la tomé. Me ayudó a trepar.
Ya estando los dos sentados en una inmensa rama comenzamos a charlar. Las estrellas empezaron a aparecer, diminutas, titilantes. Adán lloraba, y yo lo miraba impaciente, expectante. Al rato lloré yo, y era su turno de mirarme con curiosidad. Pero no lo hizo... Se acercó a mí y sopló mis ojos, mis lágrimas pesadas. Todos sus movimientos eran como de ensueño.
Después de eso todo fue un deja-vú para mí. Uno que se repite y se repite todo el tiempo, hasta convertirse en un recuerdo más que cercano.
Creí que esa noche no iba a tener fin. La creí eterna. Nos creí eternos.
Refrescó. Le ofrecí entrar a mi casa, para seguir con la charla.
Tomamos mucho café, y mucho tiempo nos miramos. Parecíamos dos personas normales conociéndonos…
Alrededor de las 2 AM empezó a llover. Parecía que el cielo iba a venirse abajo. Cada gota de lluvia parecía tan grande como una de mis lágrimas, como una estrella.
Un relámpago iluminó la oscuridad de mi cocina, y al segundo, cuando se avisó el trueno, nos besamos. Fue un beso enfermizo, desesperado, como si ambos quisiéramos absorber la esencia del otro, como si acumulando también eso llegásemos a ser dos personas, y no medio locos. Sus uñas se clavaban en mi espalda, mis manos presionaban su cabeza como si quisieran aplanársela y sin embargo bocas adentro el beso fue tierno.
Recuerdo que Adán sonreía, y de vez en cuando corría la cortina y miraba el árbol.
Le pedí, casi le rogué que pasara la noche conmigo. Ya no quería estar sola, y además la lluvia caía pesada como rocas, y muy abundante, como si quisiese formar otro océano más.
Subimos a mi habitación. Adán quería ducharse. Mientras él se bañaba yo me acosté, desnuda, pero tapada hasta la nariz. Cuando salió del baño advertí que estaba nuevamente vestido. Me sentí tan estúpida... yo creía que la gente se desnudaba y se metía en la cama. Se acostó a mi lado, sin advertir mi desnudez.
A los 10 minutos una de sus manos rozó mi seno izquierdo, y este se puso rígido al instante. Adán abrió inmensamente los ojos. Se precipitó sobre mí, susurrando agitadamente en mi oído. No entendía lo que decía, sus manos, sus caricias, tenían toda mi atención.
Empecé a gemir, y él alarmado preguntó qué me pasaba. No pude evitar reír ante su susto. Si yo creía no saber nada acerca del placer carnal, Adán no habría escuchando esa palabra en su vida.
Lentamente fui desvistiéndolo, sintiendo cómo su cuerpo temblaba contra el mío. Sus ojos me traspasaban, congelando mi mirada e incendiando todo mi ser. Sus manos estaban frías, y junto con el calor de mi cuerpo producían esos escalofríos tan placenteros que yo no había experimentado jamás. Hicimos el amor, ambos por primera vez. Él a sus 33 años y yo a mis 27. Juntos encontramos ese primer orgasmo doloroso y único, entre espasmos, sonrisas y lágrimas.
Se quedó dormido en mi interior, susurrando que moría de gusto, dándole las gracias a ese árbol. Me desperté a las 5 AM y él seguía encima de mí. Toqué su espalda y estaba helado. Traté de moverlo, y parecía pesar una tonelada.
Cuando vi sus ojos negros abiertos de par en par grité. Me desmayé y luego de eso no recuerdo más nada. De a poco fui tejiendo esa noche, entre hojas, ramas, y sentimientos, como si fuese una fábula. Es más, quién sabe si no es una leyenda...

Belu.