martes, febrero 28, 2006

Estaciones Inconclusas


Era libre. Libre como una flor cuando termina la primavera. Cuando ya nadie la admira, nadie la halaga, nadie la huele, ni la arranca. Era libre como un libro cuando alguien termina de leerlo, como cuando ya uno se desprende de él, y lo cierra definitivamente. Era libre como la luna en la mañana, cuando deja paso al sol, para volver a no ser mirada, a apagarse. Ya nadie pensaba en ella, ya podía necesitar otras cosas e ir en busca de ellas. Ahora buscaría algo para sentir. Para sentir realmente, hondamente, y hasta dolorosamente. Era tiempo de construir ese mundo perfecto, de a poco, lentamente, laboriosamente. Con cada lágrima como si fuesen ladrillos, construir. Había perdido a todos, pero había ganado esa libertad que la gente tanto añora. Ahora estaba algo desencaminada, como una mariposa recién nacida, como una oruga recién convertida en mariposa. Sin embargo la vieron, y ella lo vio, una tarde gris que anunciaba tormentas lejanas en un lugar del mundo que ella no conocía y que no conocería jamás. Pasó sin querer por esa calle estrecha, casi como por azar dobló esa esquina. Y allí lo vio. Luminoso como el sol, y ella teñida de plateado por esas lágrimas espesas que no paraban de rodar por su cara. Eran el sol y la luna, cara a cara. Sin poder verse bien, por ese resplandor que él regalaba. No sé si fue casualidad o qué, pero la gente abandonó el lugar rápidamente. Creo yo que no se atrevían a presenciar el encuentro. El gris del día dio paso a un azul, un azul sin dejos de tristeza. Ella la tenía toda en su interior. Trató de esquivarlo y él no se movió. Trató de seguir, y su cabeza se rendía a esos ojos que la seguían de cerca. Era libre, sí, pero no estaba muerta. Sus músculos aún apretaban ese corazón cansado de sentir. Seguía siendo esa loca que siempre fue, seguía temiendo a los mismos fantasmas. Era la apariencia y nada más. No debían conocerse. Él no debía sentir sus pasiones. Quería gritar... gritarle para asustarlo y alejarlo, pero sólo un gorjeo salió de su boca reseca. Le dolía el pecho, y se sentó en el cordón de la vereda, escondiendo la cara entre esas manos finas. Algo la rozó. Una mano tal vez, en su espalda, unos dedos caminando por su revés, así como queriendo meterse en su interior, como sujetándola, aferrándola a esta vida que creía tan insulsa e inútil. Su cabeza pesaba, no podía y no quería levantarla. Por fin a los minutos se animó, lo miró de frente y sólo dijo "sol". Instantáneamente sus mejillas se tiñeron de un color rosado. Él rió. Fue una risa clara y feliz. Ella no pudo hacer otra cosa que observarlo con curiosidad. Ahora lo veía bien. Él era mayor, ella parecía más sincera, su cuerpo hecho de agua, enlagunadas sus piernas, ausente. Él en cambio era fuego. Sus manos encendidas, su cabello refulgente, pero sus ojos ya eran ceniza. Así como los ojos de ella ya eran barro. Los suyos marrones, los de él grises. Ella tocó sus manos y las apagó. Él era verano, ella invierno, un invierno repleto de tempestades. Miró a su alrededor y vio paredes lisas, estaban solos. Su vientre se contrajo a causa de los nervios. Su cabello se erizó al contacto de esas manos chispeantes. Ninguno de los dos hablaba, mas ambos esperaban que el otro lo hiciese. Se levantaron y caminaron por esa calle desierta, como dos almas solitarias que se encontraban en un infierno de gentes dormidas. Nada ni nadie los percibía. La luna y el sol desaparecían de ese lugar azul. Quemando y apagando estrellas por diversión, porque ya nada importaba allí. Fue el eclipse que rebalsó el vaso.
Belu.

martes, febrero 21, 2006


Noches frías en las que uno siente cómo la ausencia recorre cada centímetro de nuestro cuerpo. Abandonarse al acecho de los mares rojos de ira, es el más arduo trabajo de un poeta. Escribir con sangre, o con sal, los pensamientos que muchos tienen y pocos comunican.

¡Qué será de nuestra vida iracunda! Miseria y libertad condicional a unos pocos corazones rotos, a unas pocas almas pacíficas, y a algunos hijos del caos.

Mientras tanto... cazar verdades es una buena opción, levantar melodramas y arrojarlos a las nubes, descender trescientos pies y golpear esa puerta inmensa, ingresar y sentarnos cara a cara con el dueño de todos los poetas y escritores malditos.

¡Cuánta verdad encontré en sus palabras! ¡Cuántos gozos innombrables percibí detrás de la luna febril, quebrantada de fuerza, mas no así dispuesta a dejarle el camino libre al sol! El sol... que machaca nuestras ideas con su calor y luminosidad. Todos los monstruos separados por cúpulas muertas en un abrir y cerrar de ojos.

Lento es el sufrimiento de los hombres, lenta su vida triste y sus logros miserables. Y entonces... ¿por qué nos empeñamos en continuar marchando sobre estas tierras sucias? ¿por qué no damos la espalda a ese remolino de oportunidades viles?

Lo ideal sería saltar hacia el tren en movimiento, caer a cuatro patas e inventarnos una decencia.

Miren a su alrededor, sus versos románticos, dóciles, color rosa, no van a dejar de exhibir a la muerte en todo su esplendor. Su buen gusto al vestir, su tecnología inservible no van a acallar tanta desarmonía y angustia.

Abran los ojos de una vez, sientan que todo está cayendo y que simplemente somos muñecos en este mundo de juguete, muñecos putrefactos, muñecos obedientes que caminan sin frenar hacia el fin, con la cabeza gacha... y en este otro mundo paralelo, viven con alegría la llegada del fin. Algunos tal vez ni sepan que todo está terminando, algunos tal vez quieran seguir bailando, hablando cosas superficiales y dando lástima.

¡A mí me dan lástima! Detesto esta sociedad vacía y frígida. No me interesaría dejar este mundo y comenzar a pulir palabras en otro... lo único que pido es no compartirlo con ninguna alimaña estúpida e inútil.

Belu.

sábado, febrero 18, 2006

Bunnis, el mejor lugar para comer pan rallado a la napolitana. (Lacroze, Chacarita)









Esta sesión de fotos pequeña fue en compañía de mi fiel y querida compañera de moguiaventuras F.; fuimos a anotarnos a la facultad y enloquecimos mucho, para no perder la costumbre.
No tengo mucho que decir últimamente, me siento bien, milagrosamente me siento muy bien.

(Escuchando Los Tipitos - Camaleón)

lunes, febrero 13, 2006

Desasosiego.


Por un momento estás arriba de los demás. De esa gente que nunca te aplaudió… porque nunca metiste un gol, porque nunca bailaste en frente de todos, porque nunca te notaron. Es como si nadie te conociera, como si la única que puede leer tus ojos es la luna.

¿Por qué muchas personas eligen hablar estupideces? Y no es un rato… todo el día escupen banalidades, que no tienen sentido. ¿Por ser tan imbéciles no piensan en suicidarse? Yo creo que esta clase de seres nunca conoció la melancolía, caminan por ahí incompletos sin darse cuenta… adornándose con lo primero que encuentran, con lo primero que se comenta entre más de cinco personas poseedoras de esa desventaja mental que los sitúa en tiempo y espacio. Buenos Aires, Argentina, año 2006, siglo XXI. Mis pensamientos se escurren como agua y recuerdo que mi tiempo es otro, estoy perdida, encuentro pocas caras conocidas… Humo en el cerebro no es tan malo, a nadie le afecta realmente que fume, a mi familia tal vez, los demás están demasiado ocupados en sus viditas miserables como para ligarse a otro ser humano. Pero esto pasa con todo. Yo no quiero que les interese el motivo por el que soy fumadora, a mí me gustaría que vean un poco más allá. Nervios, stress, pobreza, angustia, miseria, atentados, guerras, ira, odio, injusticias, infelicidad masiva, vacío emocional, inseguridad, falta de educación, hambre, catástrofes, asesinatos, robos… y sí, también existen las mariposas y los libros de Paulo Cohelo… pero lamentablemente a mí no me llenan… ni me dan ninguna respuesta. Me molesta la indiferencia, no hacia mí, sino hacia los demás, me siento en el medio de algo… de un lado demasiado enfermos y del otro demasiado huecos… y yo me inclino más por la enfermedad, sí… pero porque uno es auténtico, uno se relaciona con su cabeza, a diario. Uno piensa en el monstruo que es, en que necesita alcohol, tabaco, marihuana, cocaína, heroína, televisión, celulares, armas, ropa… cualquier cosa para funcionar un poco más. Y sin embargo lo que estamos tratando es de no pensar, pero a veces no es posible, los pensamientos, y algunas veces los sentimientos se escapan y pululan por nuestro alrededor, metiéndose en nuestras fosas nasales, en las cuencas de nuestros ojos, en nuestros oídos, en la boca, como un virus… No existe la plenitud del ser, a ninguna hora del día, mientras exista la memoria. Qué débiles somos… ante cualquier cosa. Desde una máquina, hasta una bebida, hasta un pedazo de tela con valor para cubrir el cuerpo… influenciables, inútiles, miedosos, sin personalidad, corderos… yo quiero ser loba, a lo mejor inofensiva si soy vegetariana, a lo mejor peligrosa si me gusta la sangre y la carne de otra cosa que latió a la par mía. Qué triste es darse cuenta de todo esto, te encontrás sola, intentando aguantar el asco, contando los días, pensando en morir, empujando la idea de tu cabeza para tratar de rellenar el hueco con un poco de juventud prefabricada. Un boliche, un speed con vodka y un éxtasis. No me dan muchas ganas de seguir, todavía no soy tan patética como para idiotizarme con un antidepresivo, me hace mal saber que gente cercana a mí lo necesita… una pastilla me haría cualquier otra persona más y no puedo, o no quiero, nada me salva de mí misma. Si me suicido soy cobarde, pero aún así no puedo sentirme bien, no sé qué me falta, no sé dónde está lo que me falta, no sé por qué escribo esto, mi mente está retorciéndose en un estado que me agota y no hago nada. ¿Para qué existo? ¿Qué función cumplo? Me siento extraña, no me interesa si voy al cielo o si voy al infierno, no quiero encontrarme ni con Dios ni con el Diablo. Me da lo mismo, exactamente lo mismo. Siento que estoy en una cuerda fina, y floja, y que detesto a los incompetentes que creen que pueden arruinarte la vida con su superficialidad barata.

Belu.

sábado, febrero 11, 2006

Sesión fotográfica con la cámara de Droo mientras me arreglaba la pc.














No soy egocéntrica (y no es ironía esto) jajajaja Pero para la gente que no me conoce, les dejo la imagen de la delirante con la que mantienen contacto. Por las dudas. No me hago responsable de los efectos ocasionados. Y los que ya me conocen asustense de vuelta.
Ah! La perra pequeña es Nirvana (observar la lengua loca en una foto), la bóxer es Caleb, las amo a ambas, mucho, demasiado.

(Escuchando Radiohead - Karma Police; The Cure - High; Hootie & The Blowfish - Only Wanna Be With You; Juan Carlos Baglietto - Era en Abril; Keane - Somewhere Only We Know; The Knack - My Sharonna; Nirvana - Sliver; Radiohead - A Wolf At The Door; David Bowie - As The World Falls Down) Y bueno... compu lenta, fotos pesadas, Belú charlando con el ángel gris, suena el teléfono...

jueves, febrero 09, 2006

Consulta Curiosa.


(Aunque tenga aspecto de caimán, con mi cara colorada y pelándose (extraño mi blancura!!!) hoy la pasé bastante bien. Vinieron L. y D. a visitarme, los invité a pasar al dofón, charlamos, tomamos cindor, fumamos, bajoneamos galletitas y nos reímos de un vecino que estaba vociferando a los cuatro vientos un molesto cántico que decía así: uno, dos, tres, cuatro... y así hasta el diez... Fue más tétrico que el temita de Freddy. Con D. nos trepamos a la parecita de mi casa a ver el acontecimiento y me reí mucho cuando fue el momento del descenso, con la locura que teníamos y los instintos suicidas de D. tuve que intervenir en su bajada)

¡Le habían robado! Esos desgraciados le habían robado, y ella, siempre tan pasmada, no se daba cuenta. Las imágenes no escasean, ¿en qué está pensando esa chica? No tenía por qué pensar, con su belleza bastaba, provocaba Apocalipsis en los corazones. Pero no se contentaba, siempre se elegía algún cualquiera de no sé qué nombre.

Después volvía a estar sola, como siempre. Supongo que lloraba, se le notaba en la cara que algunas veces lloraba, en los ojos acuosos, desenfocados. ¿Habría pensado en quitarse la vida alguna vez? Por eso mencioné que pensaba mucho... eso la arruinaba, debía limitarse a ser bella, y deseada, nada más. Ni siquiera se enfermaba, siempre sana, con el cutis maravillosamente perfecto, el pelo resplandeciente y brillante, las manos bien cuidadas, las uñas finas y no tan largas, pintadas.

Una vez la vi entrar alcoholizada, pobrecita, qué imagen daba, se tambaleaba, escupía como un hombre, se notaba en su garganta que tenía arcadas de vez en cuando. La llevé como pude por la escalera, y la ayudé a entrar a su departamento. Imagínese, yo, una señora mayor, de 62 años, llevando prácticamente a upa por las escaleras a una joven de 22 años.

Le preparé un café bien fuerte, y abrí la canilla, dejé entibiar el agua mientras trataba de introducirle el café cuando cabeceaba en la mesa.

Se desvistió sola, como pudo, y la ayudé a entrar en la bañera. Se sumergió enseguida en el agua, como un pez a punto de asfixiarse, como desesperada por descansar, tanta lucha la había agotado. La dejé sola. Tomé mi café y de vez en cuando espiaba a ver qué hacía ella.

A los 10 minutos la ayudé a salir, se sentía mejor. Me despidió en la puerta de su cuarto, dándome las gracias, como pudo.

Desde ese momento pienso más de lo normal en ella. Me llama la atención.

A los pocos días me invitó a cenar en su departamento, creo que para agradecerme más formalmente por haberle brindado mi ayuda. Fui, charlamos un poco, cenamos (pidió comida china), y al ratito me fui, desesperada, me quería ir, ella había tenido una revolución rusa en el estómago y en la cabeza hacía pocos días e igualmente estaba como si nada, se comportaba como si nada, se movía como si nada, y en su cara... qué bella es, por dios, nada parecía haberse alterado.

Salía todos los fines de semana, y algunos días de la semana también, yo sabía que iba a fiestas, a reuniones. A veces volvía acompañada, yo lo veía desde la ventanita de mi puerta. La besaban y toqueteaban en la escalera, como si les costara caminar algunos escalones más y meterse en el departamento.

En algunas oportunidades escuché gritos, gemidos muy fuertes, muy escandalosos. Ruidos, risas. ¡Como para no quedarme despierta! En parte me tortura, no puedo dormir, deambulo por la puerta de su departamento, de noche, muy tarde, para escuchar si hace algo, o si ronca. Me sentía su padre, su madre y su perro, podía hacer conmigo lo que quisiese, era su centinela misteriosa. Me río de mis ocurrencias. Iba a la misma hora que ella a hacer las compras, para cruzarla, y que cambiemos dos palabras. Ella no notaban mis ojos recorriendo cada poro suyo, grabando imágenes en la mente, porque no me aburría de su hermosura. Mi marido debe estar retorciéndose en la tumba, me debe creer lesbiana. Pero yo, ¡yo!, le advierto que no es eso. Es adoración.

Me duele la cabeza por tanto pensar en ella, por tanto recordar momentos. Un día creí ver en su frente un granito, y casi lo exploté con mi mirada, para que salga pus, pero no, era el reflejo de la luz sobre un lunarcito divino que se acomodaba en su frente perfecta. Como le decía, ellos le robaron, ¡me robaron en realidad!, porque ella es mía, sus imágenes son solamente para mí, ella se baña, se viste, se peina para mí, camina para mí, sonríe para mí, orina para mí. Reconozco estar obsesionada, estoy muy desmejorada también, ya no me importa salir. Vine a hablar con usted, doctor, porque ella me lo pidió. Vino a mi casa a decirme que advertía que yo no estaba pasando por un buen momento, que tal vez necesitase hablar con alguien ajeno a todo, como un psicólogo, para desahogarme. Y acá estoy doctor, ella me dio su número de teléfono, llamé, su secretaria me dio una cita para hoy, jueves 19 de mayo, ¡y acá estamos! Hablando de su hija Martina. Qué causalidad, ¿no?

Belú.

(Escuchando R.E.M - Daysleeper)

miércoles, febrero 08, 2006


El sábado a la noche me fui a Mar del Plata con mis hermanos de religión (el domingo a la tarde fue la fiesta de la Mae Iemanjá y como el año pasado me colgué por fumona, porque estaba indispuesta, porque necesitaba la plata del laburo, y porque estaba enamorada, este año sentí que debía ir) llegamos el domingo a la mañana, fuimos a la playa, me metí como una desaforada al mar con P. y después intenté tomar sol. Me metí 30 veces más al agua, por todo lo que no me metí el año pasado y por todo lo que no me voy a meter durante el año y después estuve boludeando por ahí. Almorzamos, fuimos a pasear a la feria, me compré un anillo, una pulserita, El Diario de Anna Frank, y no me acuerdo qué más (qué buena memoria eh...) La gente me miraba con cara rara y después me di cuenta de que parecía una gitana, y también me di cuenta de que R. parecía un gitano, y encima íbamos con caras de mistications, jajajaja.
A las 16:30 hs nos pusimos la ropa de religión (armador, pollera blanca, gandola celeste, paño de cabeza blanco, cubre paño celeste ¡¡Y bueno!! Es que soy hija de la Mae Iemanjá, la reina del mar, y su color es el celeste =D) y nos fuimos para un templo en donde nos teníamos que encontrar todos. Estuvimos un par de horas ahí hueveando y partimos hacia la Bristol para empezar a llevar las cosas a la playa. Me tocó llevar (con 3 personas más) una barca celeste hermosa y gigante como ofrenda a Iemanjá, y aunque casi me quiebro la muñeca derecha lo disfruté mucho. Llegamos a la playa, empezó el batuque y estuvo hermoso. Al final tuve que meterme al mar a la noche para dejar la barca, y fue re lindo hacer eso! Llegaron los orixás y después los axeritos, y bueno, no puedo decir más nada porque nos fuimos...
Tenía ganas de ver al ángel gris =(

Por otro lado ahora estoy encerrada en mi casa hace dos días porque estoy toda colorada, como soy un mimo me hizo mal estar al sol.
Ayer vino F., hacía muchísimo que no la veía, la extrañaba demasiado. Estuvimos charlando, contándonos cosas, fumamos como si fuese un brindis después de tanto tiempo, nos reímos, nos abrazamos, escuchamos música y después se fue a la casa.
Hace dos días que vengo acostándome a las 12 am... después de 1 año de no poder dormir de noche...

(Escuchando The Strokes - Someday)

lunes, febrero 06, 2006

Dedicación.



La clave es soñar. Dormir sin sobresaltos demasiado grandes, embrujarte tal vez, sentirte eterno aunque sólo sea por un minuto.

Es enjuagar el alma, desenredarla, purificarla de toda aspereza que no encaje. No abandonarla porque hay cosas que hacer. Es amarrarla aunque sea necesario. Porque las almas son así, huidizas. Se van en busca de otro. Algunas veces tardan años en regresar, otras ni lo hacen, pero si vuelven, lo hacen llenas de experiencia.

A lo mejor visitan otras galaxias, visitan mundos sin razón, mienten o dicen la verdad, alternando. Ya no responden a ciertos labios húmedos, o al vino, o al deseo retorcido de querer volver a la normalidad.

¿A quién le importa permanecer separado de su alma?

Esas son pequeñeces, dirían muchos... Pero claro, se olvidan que jamás podrán volver a dormir relajadamente, profundamente.

Y sí, las cosas son así, hacen ¡puf!... y desaparecen. Se borra la huella del sueño, no hay estrellas que te guíen hacia ella.

¿Y si la vas a buscar?

Esa pregunta la formularían varios... Pero claro, de hoy en más los días serán sueños livianos e incómodos. ¿Por dónde echar a volar? ¿Por aquí, por allá? ¿Cómo animarse a intentarlo? ¿Dónde está la motivación que los enciende? Alto. Ninguno de nosotros somos santos. Hacemos la misma clase de cosas. Abandonar algo para ir hacia otro lado. Es como que la nave que nos transporta se avería en ese lugar, y uno no puede salir de ahí. Sin importar el que nos espera en un aeropuerto desquiciado.

Ellas, las almas, no nos buscan. Nosotros acudimos desesperados, pidiendo un respiro entre tanta crueldad. Pensamos en ellas, haciéndolas brillar en cada cosa que hacemos, alimentando su propio ego, no el nuestro.

Bebemos por ellas, para empaparles los sentidos, sus sentidos extrahumanos.

Para algunos está mal, para otros bien... pero nosotros, ¡sí, nosotros!, no queremos que ellas se vayan. Nos parece peor la abstinencia tan aburrida que se inculcan.

Uno es más hermoso vuelto del revés y pasado por agua. Uno es más hermoso mientras envejece, partiendo porque uno envejece. No debemos temer a los cambios, son solamente calesitas que nos marean por un rato, después todo vuelve a la normalidad. Cada uno que construye su guarida junto a la vida de otra persona libre, debe entender que es como poner una casita del árbol... cualquier viento fuerte la volaría, lejos de ahí.

miércoles, febrero 01, 2006

"Hay ojos que eyaculan miradas"


Ella está ahí parada en el cielo, sobre una nube con forma de estrella que escupe idiomas infinitos con la esperanza de que un beso calle su boca. Él suspira y ese aire desangra los cantos de algunos pájaros amargos que se mezclan con las gotas de lluvia espesa. Ella lava sus palabras creando un brillo que a veces encandila. ¿Puede ser que algún momento se llame feliz? ¿Qué hacer con esas dos manos que si no acarician se caen a pedazos? Pronto el universo despertará y el sueño no será más que un dibujo hecho con un cuchillo, las almohadas se convertirán en piedras y los gritos desesperados aturdirán a cualquiera. Respiro, espero, me gustaría conocerte en secreto, me gusta la combinación, el mundo arruinado y vos, incurable, mágico, vos... Cuando el corazón late no se puede escribir más, no te conozco y sin embargo te besaría.

Belu.