

(Escuchando Bob Marley - Positive Vibration)
Respiro, y yo soy el mar que ahora te invade...
Cuando fuimos con J. al cementerio de Recoleta, perseguimos tres niñas que nos tenían miedo (fue divertidísimo) y cuando J. se puso a copiar una imagen, yo me senté al lado de una gata, y me dijo:
Mirar fijamente las poses de ellos que se alzan tan majestuosas desgarrando la vista futura. Formas inigualables en todos lados, ángulos fijos, surreales, idiomas famélicos carentes de distinción.
Se trae un pasaje de ida. Feroz, frío, blanco, o violáceo, hinchado, putrefacto.
Las almas corren por su vanidad, se sienten invadidas en sus propios lechos.
Canciones de cuna tétricas, alimentos no comestibles esparcidos y tarros de agua que jamás saciarán el ardor de su ser. Jamás aliviarán la horrenda sensación muerte-vacuidad que emerge moribunda de sus cárceles.
Nosotros somos los reyes del paraje. Nosotros percibimos las formas que caminan o casi flotan en la oscuridad.
Entre casas de piedra, con rejas negras, migrando hacia la luz. Pero todo tiene un límite. La mentira deja de serlo en la mañana, cuando todo vuelve a la normalidad, cuando las escobas borran tras de sí, esos pasos de baile dejados reposar en las baldosas.
Y saben que todo es fantasía, que la música no suena para ellos, que sus ropas son impresentables y que sus cabellos duros y podridos producen asco.
Sin embargo les gusta bailar y recordar. Gente importante se mezcla con gente común, hombres famosos bailan con mujerzuelas.
Y nosotros, sentimos pena por ellos, esas caras magulladas por el paso de las décadas, esas manos raídas de tanto arañar, esas piernas cansadas de estar en posición horizontal.
La risa los desgarra, sus dientes se aflojan en cada intento de pedir ayuda. Sus pies se doblan de forma extraordinaria, y las uñas crecen como enredaderas, al igual que el pelo, que tapa ese rostro fantasmal que intenta mostrar resignación"
Yo escuché atenta, acariciando su lomo, después lamió mi mano, maulló y se fue caminando, majestuosa, entre las bóvedas.
Belu.
¿Para qué guardar todas mis esperanzas hasta que algo se quiebra dentro mío? Me pierdo en mis propias calles, en mi propia noche, buscando algo parecido al amor. Sin fin. Nada de mitades... nada de “se terminó”. No hay necesidad si es capricho del destino, o de uno mismo, no hay necesidad de olvidarse. Entre este mutuo acuerdo hay un solo lenguaje, que es una mezcla de olvido y de jugar a las escondidas.
¿Pariremos demonios o ángeles? ¿Seres perfectos o imperfectos? Basta de sufrimiento.
De una vez por todas hay que separar el sol de la luna, el día de la noche, el hielo del fuego, empezar a caer, y desear que alguien nos espere abajo, para sostenernos en el impacto, como un buen amante.
¿Cómo es posible que me entiendas si no oíste la música que desprenden mis poros, si tu alma es tan distinta a la mía?
Vuelvo a cerrar los ojos como tantas otras veces, queriendo aparecer de pronto dentro de mis propias visiones. Que todo sea real, que pueda necesitarte, escribirte, pronunciarte, llorarte, amarte, olerte, degustarte, pensarte, exprimirte.
No importa si viejas cicatrices vuelven a latir, si el pasado vuelve a brotar en otro cuerpo. No me importaría vivir partida en dos, pero no quisiera vivir en el pasado.
Quiero esas conversaciones en silencio, verte sin mirar, amanecer en vos, llenar ese espacio que tanto dolor me produce, reflejarme en alguien, perderme todo el tiempo en tu piel. Sin mentiras, sin lastimarnos, hasta donde podamos.
No hay “te quiero” suficientes para vos, para tus ojos, para tus palabras, para tu primavera. Es cuestión de encenderse, de arder para iluminar las tinieblas de nuestras mentes.
Quiero hacerte el amor durmiendo, vivir apasionadamente con vos hasta que el camino se bifurque. Total después la carne toma el control de todo.
Te pido fidelidad, pero hacia nosotros mismos. Decir lo que quiere cada uno, sentir, solucionar los enigmas de la piel.
¿Cuándo vamos a ver el amanecer? Remendemos juntos un día. Hagámoslo lindo, actuemos, dejémonos llevar, como cuando oí tu voz... y llegaste.
Te espero, con la mente inquieta pero llena de paciencia. Quisiera confiar en vos, creer que no sos un personaje inventado, no encontrarte explicación alguna. Que seas, por decirlo de alguna manera, simplemente un milagro. Creo que dejaría de sentirme miserable, la tristeza se escurriría por mis dedos, cruzaría la puerta y me diría adiós, o hasta pronto. Que arrimarme a vos sea como acercarme al fuego, que me serenes con cada abrazo, que soples mi corazón y que no lo dejes morir.
((Escuchando The Strokes - What ever happened)