lunes, octubre 26, 2009

Sólo por hoy.



A través de la abertura
me llegan tus incomprensibles palabras
tus balbuceos,
tu tos,
tus quejidos.
Mamá...
¿sos vos?
¿Quién es esa persona
que ya no puede mantenerse
en pie, sin ladearse?
¿Quién es ese ser
que ya desconoce mi nombre?
¿Quién es esa persona
que se hace pis encima?
¿Quién es la que tiene
la mirada perdida?
Estás fría y pálida,
temblás,
cerrás los ojos todo el día,
¿es que ya no querés ver
nada más de este mundo?
No te rindas tan rápido,
no me dejes sola,
no lo dejes solo a papá,
ni a Giselle.
Él te ama tanto, tanto,
nunca vi a nadie amar así,
con tanta intensidad,
dedicacion y devoción.
Nirvana no se despega
de al lado tuyo.
¿Qué está pasando?
¿Por qué todo tiene que ser así?
Cómo me gustaría
despertarme un día,
y que ya estés levantada,
y no que yo tenga que despertarme
para que vos lo hagas.
Tarea difícil para mí,
que a veces quisiera dormir 500 años.
Me gustaría que pudieras hacer
todo lo que tenés en mente,
todo lo que tenés ganas,
sin la ayuda de nadie,
me gustaría volver a ser Belén,
tu hija, y no una extensión
de tu cuerpo, para ayudarte.
Me gustaría que mi hermana,
nos visitara más, nos abrazara más.
Estamos tan pero tan solas, mamá.
Por eso yo no sé qué va a pasar
cuando vos no estés,
¿a quién le voy a dar
todos estos besos contenidos?
¿y todos estos abrazos?
¿Con quién me voy a enojar
cuando no quiere comer?
¿Y Nirvana a quién se le va a
tirar a los pies?
Ella también quiere que abrás
los ojos, y que la mirés,
y la acariciés,
con tu mano,
esa que prácticamente tenés cerrada
y deformada,
porque el cerebro es algo tan
incomprensible,
que hace ese tipo de cosas,
como deformarte las manos,
esa parte tan hermosa de tu cuerpo.
Esas manos que me sostuvieron
cuando era bebé,
cuando no podía valerme por mí misma,
cuando no caminaba, vos me agarrabas
y me ayudabas,
y ahora, 22 años después,
me toca hacer lo mismo, con vos.
Tus manos que elaboraron
las comidas más ricas
que probé en mi vida,
ahora están frías y quietas,
y ni un tenedor ni un cuchillo
te motivan para que los agarrés
sin ayuda.
¿Qué más puedo hacer
para ayudarte,
para que vuelvas a estar presente,
para rellenar esa mirada vacía y vítrea,
para que puedas volver a subir la escalera,
y me des un beso de noche,
como cuando era chiquita y me iba a dormir?
Y pensar que ahora soy yo la que
se acuesta después que vos,
y te pongo el oxígeno,
porque hasta eso te falta,
y te doy un beso,
y te digo hasta mañana,
pero en mi cabeza temo,
siempre, que no haya mañana,
que lo último sea hoy,
y lloro,
lloro como cuando escribo ésto,
mientras sigo escuchándote
a vos abajo,
y no hay música que pueda tapar
los alaridos de mi cabeza,
el llanto de mi alma,
y los gritos de mi corazón.
Te amo, mamá.
Te amo desde el primer momento
que te vi, y tengo registro.
Siempre supe que
lo nuestro iba a ser muy fuerte
y muy puro,
pero nunca me imaginé
que iba a ser de esta manera.
Que la pureza vendría
de tu enfermedad,
que la fortaleza tendríamos
que ponerla, para combatir
lo que te hace ser tan pura.

22/06/09

1 comentario:

martin dijo...

hey, que gusto verte volver,

abrazo